Todo tiene su tiempo de reflexión:
Eclesiastés 3:1-8
Exlicación:
Hay un momento apropiado para cada experiencia. Por ejemplo, un recién nacido necesita crecer un poco antes de poder comer alimentos sólidos. Del mismo modo, hay un momento adecuado para cada etapa de la vida.
Con demasiada frecuencia queremos todo en el momento, o nos precipitamos, sin esperar el momento adecuado. Esto no es bueno. Construir la casa sobre arena es más rápido que hacerlo sobre roca, pero los cimientos no son sólidos.
Si nos precipitamos, si empezamos cosas para las que no estamos preparados, podemos experimentar mucho sufrimiento. Por ejemplo, muchas personas tienen un matrimonio infeliz porque no esperaron el momento adecuado para casarse.
Es muy importante buscar el tiempo de Dios para nuestras vidas. Él sabe lo que es mejor para nosotros. Esperar el tiempo de Dios es aprender a tener paciencia, autocontrol y equilibrio.
Cuando esperamos el momento adecuado, descubrimos una alegría especial en las cosas que Dios nos da.
El Eclesiastés 3 explica que hay tiempos de alegría y tiempos de tristeza, tiempos de sorpresa y tiempos de decepción, tiempos de éxito y tiempos de fracaso.... Las cosas cambian, pasan, se transforman. Ninguna situación es eterna. En la vida, todo es efímero.
Pero hay una cosa que nunca cambia: Dios. ¡Dios es siempre constante, todos los días, por la eternidad! Él es el único que nunca falla. Cuando ponemos nuestra confianza en las cosas de este mundo, nos decepcionaremos, pero podemos confiar completamente en Dios. Él es fiel.
Sin Dios, todas las experiencias de la vida son inútiles, sin razón ni esperanza. Pero cuando confiamos en el Señor, encontramos valor en nuestras experiencias y podemos apreciar la vida que nos ha dado.
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