Salmo 35 - Explicación y significado

El Salmo 35 fue escrito por el rey David. En este poema de lamento, el rey muestra su inocencia ante Dios y habla de su angustia causada por la persecución de sus adversarios. David clama justicia y la intervención de Dios en su favor, castigando a sus adversarios y restaurando su honor.

Explicación y comentario

Los eruditos definen el estilo de escritura del Salmo 35 como "salmo imprecatorio". Son salmos escritos con un lenguaje fuerte, donde los salmistas piden a Dios el castigo implacable de sus enemigos.

Dado que todos los salmos fueron escritos antes de la venida de Jesús, basándose en la ley de Moisés, los salmistas exigían que se castigaran las injusticias mientras aún vivían en esta tierra. Aunque fuertes, estos salmos no tratan de un deseo de venganza. De hecho, estos versículos reclamaban que se hiciera justicia a Dios y que, mediante la intervención divina, se honrara el nombre de Dios.

Versículos 1 y 2 - El rey David comienza el salmo suplicando ayuda y clamando defensa. Al solicitar el uso de los escudos "el grande y el pequeño", el rey pide a Dios que le defienda de todo tipo de acusaciones, desde las más leves hasta las más graves.

Versículo 3 - Después de abogar por la defensa, el rey pide un contraataque, aludiendo a la lanza y el hacha. Para David, tanto el acto de defensa como el de ataque, lo haría Dios y nadie más.

Versículos 4 a 6 - David señala su deseo de que termine la persecución y espera que, tras la intervención, sus adversarios se retiren y no vuelvan. Apela a la figura del "ángel del Señor" como encargado por Dios de expulsar a esta gente de su medio.

Versículos 7 y 8 - En este versículo, David muestra su inocencia y dice que no ha hecho nada para motivar tanta persecución y deseos de muerte. Clama a Dios que los esfuerzos por derribarle se vuelvan contra los suyos.

Versículos 9 y 10 - David considera que ya ha logrado la liberación y escribe versículos ensalzando al Señor. Su gratitud va más allá de las palabras "mi alma exultará al Señor" y "todo mi ser exclamará". El rey también se compara con el "pobre necesitado de ayuda" mostrando su sumisión a Dios.

Versículo 11 - El rey se queja a Dios de haber sido presionado sin saber la verdadera razón. Al decir que "testigos" le interrogaron, da a entender que sus acusadores ciertamente presenciaron algo.

Versículos 12 a 14 - David argumenta que antes de recibir este trato, siempre había tratado bien a estas personas e incluso había rezado por sus causas. En estos versículos, David expone a Dios lo que ya había hecho por la vida de sus perseguidores - sembrar el bien - y, sin embargo, le pagaron con el mal.

Versículos 15 y 16 - A pesar de tratar a todos con amabilidad, David se queja de que al cometer una falta -el tropiezo es un acto defectuoso involuntario- este grupo oportunista se unió para llevar a cabo ataques coordinados contra él. David afirma que sólo se enteró del complot después de ser atacado. Cuando trató de defenderse, recibió amenazas - "gruñidos"- y desenfreno.

Versículo 17 - El rey lanza una llamada de atención con una pregunta audaz: "Señor, ¿hasta cuándo velarás?". David sabía que Dios conocía todas las cosas. En señal de urgencia, llama la atención y pide liberación. El rey comprendió su posición de liderazgo y la importancia de su vida en ese contexto.

Versículos 18 y 19 - David promete dar testimonio de la acción de Dios en su vida. Con esta postura, el rey pretende demostrar que, al actuar Dios en su vida, mucha gente reconocería su poder. Por esta causa, David pide que cese el ambiente de opresión y que la situación deje de ser causa de problemas.

Versículos 20 y 21 - David justifica que este grupo de personas busque siempre desestabilizar la paz, trayendo malestar a todos con acusaciones repetidas y de forma pública: "A boca abierta", "¡Lo vimos! Lo sabemos todo.

Versículos 22 y 23 - En los versículos finales, el rey hace un llamamiento destinado a llamar aún más la atención sobre su súplica: "¡Despierta! Despierta". No es que Dios estuviera dormido, el propio rey dijo: "¡Lo has visto Señor!". De hecho, David asoció el despertar de Dios a la defensa de su causa: "¡Hacedme justicia!". Inmediatamente después, David demuestra su sumisión: "mi Dios y Señor".

Versículos 24 a 26 - Al clamar por justicia, David entiende que sería preservado y que Dios era un Juez justo. Con ello, pide que acabe con las expectativas de quienes le acusan y que caigan en la vergüenza quienes se creen superiores al propio rey.

Versículos 27 y 28 - David termina el salmo deseando que la liberación sea motivo de reconocimiento y magnificación del Señor por parte de todos. Y que, mediante la bendición, daría testimonio público de la justicia de Dios proclamando continuamente el nombre del Señor.

¿Qué podemos aprender del Salmo 35?

De este salmo aprendemos que podemos abrirnos a Dios en cualquier situación, incluso cuando nos sentimos agraviados. Incluso el rey David -un hombre de batallas- encontró refugio y justicia en Dios.

La forma de expresarse del rey era clara: al principio hablaba de cómo se sentía. Entonces expuso lo que estaba ocurriendo y defendió su inocencia. Al final afirmó dónde residía su confianza e hizo un llamamiento a la intervención de Dios.

Como David, no necesitamos escondernos cuando nos encontramos en esta situación, al contrario, debemos buscar a Dios y ponerlo todo en sus manos. Él es el único que puede hacer justicia y protegernos.

Si sufres persecución o te sientes agraviado, no te tomes la justicia por tu mano. Plantea estos asuntos a Dios, Él es justo, fiel y su favor siempre llega en el momento oportuno.

¿Conoces el Salmo 35? Deje su testimonio a continuación.

Y no olvides compartir el Salmo con tus amigos, para que cada vez más personas conozcan la Palabra del Señor.

Esta fue una breve reflexión sobre el Salmo 35. Para un estudio más completo y detallado verso a verso del Salmo 35, visite nuestro sitio web www.bibliaplus.org/es/salmo/35. Encontrará diversos comentarios y contenidos de grandes estudiosos y teólogos.

¡Que Dios te bendiga!